domingo, 17 de octubre de 2010

Otoño


Aquellos días eran livianos y tranquilos, el otoño llegó de puntillas. Una tarde cuando paseábamos por el camino de las Majadillas arrojó sobre nuestras nucas un puñadito de brisa y al volvernos escalofriados supimos que estaba escondido tras cualquiera de aquellos robustos castaños. Quisimos pensar que sonreía. Porque en aquellos momentos, con el corazón en calma, nosotros no podíamos imaginar el desasosiego de quienes se hunden en las hojas muertas, ni pensar que el viento y los aguaceros pudieran nada contra nuestro hogar de roble y de piedra.

Más tarde, al bajar del monte, vimos gente que miraba las nubes con angustia, convencidos de que allá no se ocultaba ningún Dios amigo; oímos ulular a niños sin madre, desnudos de amor; supimos de apasionados que cambiaron besos por cuchillos y de hombres que campaneaban entre higueras amarillas. Fuimos conscientes, a la par, de que éramos las únicas flores vivas en aquel  erial y no pudimos sentirnos afortunados. Entonces, en silencio, nos arropamos con un abrazo, temiendo ahora sí, la llegada del invierno.
Jaht

Para Rocío, el otro croco.

6 comentarios:

Rocío dijo...

La vida se desnuda, susurra el viento.
Vuelve la calma...
Los pájaros se retiran buscando el
calor.
Podemos quedarnos,
susurrando,
abrazados....

Luisa Arellano dijo...

A mi vuelta veo que también has estado ausente. Espero que haya sido por razones menos "agobiantes" que las mías, como espero poder seguir disfrutandos tus magníficos relatos.

Besos también para Rocío.

Kalimero dijo...

Amigo mío:
No sea Vd pesimista. Observe bien a su alredesor seguramente si aguza bien la vista podrá encontar alguna flor más. El otoño las tiene, créame. y que decir de la atezadas avellanas que ruedan por los suelos del erial, y las desnudas castañas, las bellotas que se soltaron de su cascabillo.
¿No se ha parado Vd. a pensar en esos palpitantes corazones que crecen entre el humus en una sola noche a los que con dsprecio llamamos "setas"?
Hay flores, hay frutos, quizás sólo basta con saber mirar.

Un octubral abrazo.

Anónimo dijo...

los viejos blogs nunca mueren.

Isabel hermosell Corrales dijo...

Un bello relato!! Qué hermosos son los textos cuando las palabras se tejen con maestría.
Me provoca una dulce alegría la lectura de estas líneas tan bien trazadas evocando imagenes de modo tan límpido.
Un poema tan delicioso como la flor del Crocus que calladamente viene a avisarnos de que los días se acortan y hay que refugiarse dentro.
Felicidades Rocio, es un lindo y merecido regalo.

NOVIEMBRE dijo...

Rocío es una persona que abraza sólo con mirar, es hermoso que también ella tenga unos brazos donde refugiarse en este otoño y en general en el otoño de la vida.
Genial JA

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