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domingo, 17 de octubre de 2010

Otoño


Aquellos días eran livianos y tranquilos, el otoño llegó de puntillas. Una tarde cuando paseábamos por el camino de las Majadillas arrojó sobre nuestras nucas un puñadito de brisa y al volvernos escalofriados supimos que estaba escondido tras cualquiera de aquellos robustos castaños. Quisimos pensar que sonreía. Porque en aquellos momentos, con el corazón en calma, nosotros no podíamos imaginar el desasosiego de quienes se hunden en las hojas muertas, ni pensar que el viento y los aguaceros pudieran nada contra nuestro hogar de roble y de piedra.

Más tarde, al bajar del monte, vimos gente que miraba las nubes con angustia, convencidos de que allá no se ocultaba ningún Dios amigo; oímos ulular a niños sin madre, desnudos de amor; supimos de apasionados que cambiaron besos por cuchillos y de hombres que campaneaban entre higueras amarillas. Fuimos conscientes, a la par, de que éramos las únicas flores vivas en aquel  erial y no pudimos sentirnos afortunados. Entonces, en silencio, nos arropamos con un abrazo, temiendo ahora sí, la llegada del invierno.
Jaht

Para Rocío, el otro croco.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Carta de un perdedor


A quien se sienta aludido. A ustedes.

Señores:

Me alegraré que al ser esta en su poder se encuentren con la suficiente predisposición para intentar entender y comprender. Yo quedo regular, tirando a mal.
Sé que  son más listos, más instruidos y que mientras yo "perdía el tiempo" destripando terrones y aventando estiércol, ustedes se esforzaban en descubrir en los libros mundos maravillosos, personajes fantásticos y maneras de conseguir un título, que ahora les sirve a la mayoría para vivir dignamente.
En el mismo momento que sufrían en el pupitre y ante un examen con diez preguntas y treinta posibles respuestas; yo, en plena libertad campestre con el agua acariciándome todo el cuerpo y el barro masajeándome los tobillos, cargaba alegremente un remolque con sacos de pimiento de ochenta kilos.Ya entonces, sin saberlo, contribuía solidariamente con la universidad y sus becas. Pero llegó el progreso, vestido con relucientes chapas de tractor y me robó el jornal.

No supe esforzarme lo suficiente y por eso acabé en el andamio bronceándome y silbando los éxitos de Estopa. Durante tres años, de castillos en el aire, los chicos de la construcción empezamos a ser un "buen partido", aunque seguíamos sin escuchar a Mahler. Luego, ya saben, lo que ya sabían: el globo se deshinchó y los vanguardistas financieros, los grandes estudiosos de los mercados hicieron mermelada con nuestras hipotecas y nuestro futuro.

Sepan que conseguí sentirme muy útil, arropado por un salario suficiente, recogiendo la basura. Sí, escondiendo sus inmundicias, que no eran pocas porque: a mayor consumo mayor patriotismo (por eso tan difícil de equilibrar las balanzas). Me sentí hasta válido cuando fui consciente en una huelga de lo importante que éramos las hormiguitas fluorescentes; pero cayó sobre nosotros la criminalización, se referían los medios a los empleados del servicio de limpieza, en el mismo bloque que dedicaban a las guerrillas terroristas y a los de Al Qaeda. Mercadearon los Ayuntamientos y nos entregaron a empresas privadas y Ett's (sí, las pesticidas esas), pasando de hormigas a escarabajos peloteros que luchan por una porción de mierda. A esta última maniobra la llamaron "optimización de los recursos municipales".

Llegué a conocer e incluso tutearles a algunos en la barra de un bar. Ustedes estaban al otro lado y solían leer las páginas salmón del periódico, aceptaban todos los halagos, eran comprensivos con los mal hablados e incluso terciaban suavemente en las disputas futbolísticas, pero nunca perdonaron a quien les llevaba la contraria en temas ideológicos o se expresaban contra su sentir religioso. Decían: "Yo soy más demócrata que nadie pero este nuevo concepto, como es imperfecto, nos ha traido no pocos excesos, el más significativo es que cualquier papanatas pueda decir lo que quiera sin pagar peaje".
Pero sí que seguimos pagando peaje prueba de ello es que tardé poco en estar en la calle por no admitir aquello de que "el cliente siempre tiene la razón".

Podría también hablarles de mis meses de camionero y de mecánico, mis dos años de jardinero, mis semanas de montador de muebles y mis días de antenista; pero sé que su tiempo es oro (la mayoría de ustedes ya habrán dejado de leer), mientras que el mio morralla. No obstante si esta misiva ha caído en sus manos en pleno proceso de evacuación estoy de suerte, en esto, aunque les pese, nos igualamos; sé que sentados en la taza todos leemos cualquier cosa, y me van a permitir algunas reflexiones en voz alta:

- Para no estar cualificado creo haber recorrido un interesante espectro laboral. ¿Tal vez la preparación sirve para trabajar poco y en una sola cosa?. Sé que yo no podría pilotar un avión o colocar una prótesis de cadera, ¿pero podrían un piloto o un cirujano llevar a cabo alguna de mis labores?, ¿un agresivo broker tendría suficiente paciencia para acompañar amorosamente el proceso de maduración de los tomates?.

- ¿Tan buenos son los resultados de su actividad y tan malos los frutos de mi productividad para que existan esas diferencias en los salarios?. ¿Tan importante es un ingeniero especialista en armas que matan sin hacer ruido y tan "mindundi" un pescador, para que el hijo del primero acuda con su descapotable a las clases de la Universidad de Westminster y el del segundo trapichee con tabaco de contrabando para trucar el vespino?.

- Algunos de los grandes avances, algunas de las grandes obras, algunos de los grandes descubrimientos de los más aventajados (que han estudiado con nuestra ayuda) están sirviendo precisamente para dejar a la gente "a dos velas": máquinas inteligentes, programas informáticos....; que no estarían nada mal si todos viviéramos y se repartiera lo que va quedando, incluido el trabajo (¡ese castigo bíblico!), que no debe ser poco a pesar del desempleo,  ya que no quieren que nos jubilemos y  los grandes gurús socio-económicos claman para que volvamos a las jornadas de principios del siglo XX. 

- ¿ Por qué los políticos que supuestamente nos representan: visten como ustedes, comen con ustedes, algunos también se acuestan con ustedes y, tras recoger el botín en las elecciones, están más de acuerdo con ustedes (que son pocos) que con nosotros (que somos el resto)?.

- Espero que mis palabras les aflojen el vientre. Puedo pensar diferente, ¿verdad?, sin que me llamen demagogo (no podría serlo aunque quisiera, la demagogia sólo es practicable desde el poder). 
¿Puedo imaginar un mundo más razonable, ni siquiera digo justo que eso ya sería mucho pedir, aunque no sea contertulio televisivo pagado por algunos periódicos (independientes, por supuesto), experto en políticas económicas (sólo capitalistas), historiador de historias de vencedores, emprendedor triunfante (hoy, mañana el dólar dirá) o banquero (el Supremo Hacedor que no tiene nada suyo)?. 
¿Puedo decir aquello de: creo hablar en nombre de los obreros?. ¡Me hace tanta ilusión!

Sí, la ilusión también la compartimos: ustedes son ilusionistas y nosotros los ilusos. Nos han hecho creer que si nos lo montamos bien, y nos sacrificamos una vez más, alguno de nuestros nietos puede llegar a sentarse en un Consejo de Administración de una Multinacional. O sea, que seríamos obreros en estado de descomposición pero satisfechos de abonar a los prohombres de un nuevo orden mundial, entre los que, no olvidemos,  puede estar alguno de nuestros vástagos. Sólo tenemos que dejarnos llevar y comenzar a simpatizar con los nuevos conceptos empresariales de la nueva era: flexibilización, deslocalización, learning, rightsizing, outsourcing.....y muchos más términos acabados en "on" y en "ing" que en definitiva lo que quieren decir es: máxima riqueza para cuatro, mínimos gastos para cuatro y migajones para cuatrocientos.
Por supuesto ustedes abogan porque desaparezcan figuras antiguas y que incluso deberían prohibirse en sociedades "modernas" y "avanzadas": nada de sindicatos, ni huelgas, ni convenios....nada que huela a sudor o a lucha por alcanzar derechos que nadie regala. Y todo este esfuerzo de imaginación, ¡no faltaría más!, en nombre del progreso.
Pues bien, yo no me lo creo, no me creo nada y si ustedes me lo permiten ya que estamos en tono coloquial y jugueteando con la escatología: ¡me cago en sus proposiciones!.
¿Desde cuando el FMI, el BM, la CEOE o el BCE piensan en los trabajadores antes de tomar decisiones macroeconómicas?. ¿Qué lecciones de modernidad pueden dar parte de los "nostálgicos" empresarios españoles?. ¿Qué contacto con la realidad pueden tener quienes la sobrevuelan: jerifaltes, politiquillos y pesebreros,  más ocupados en blanquear sus ingresos, en aprenderse el listado de paraísos fiscales o en contratar el mejor bufete de abogados del mundo, o al mafioso más avispado, para que les salve el pellejo?. ¿Dónde está la tan cacareada soberanía de los pueblos y la democracia, cuando hay que seguir las políticas que nos marcan las potencias o los diez hombres más ricos del mundo?.

Como imagino que sus estreñimientos no serán tan pertinaces me voy despidiendo, porque intuyo lo que van a hacer con la hojita, y yo sólo quería poner en común con ustedes algunas de mis inquietudes por si les podía causar un poco de malestar; ya saben, lo de la china en el zapato.
No teman, su estatus no peligra; sólo advertirles de que este pais está lleno de gentes que aspiran a ser tan sinvergüenzas como lo son ustedes y yo sé que ustedes aman la competencia,  pero sólo hasta cierto punto.
Les saluda con desgana un viejo obrero que no sabe ser otra cosa.

A los que siguen creyendo que sobran razones para convocar y apoyar cinco Huelgas Generales más como la del 29 de Septiembre. Y al Roto, que ha dicho más con un dibujo que yo con todo un discurso.

 Jaht

jueves, 18 de marzo de 2010

Semana Santa


Y digo yo que Santa será para quienes aprovechan estos estupendos días en que la primavera explota para huir precisamente de todo lo que la Semana debía representar para los presuntos creyentes: ascetismo, sacrificio, oración, ayuno y penitencia. A cambio, queridos hermanos: soberbios banquetes, dulces siestas y lujuriosos ríos de placer, tentarán y vencerán sin resistencia el escaso interés en acompañar al nazareno en sus cuitas y dolores; ¡pero si hay que hacerlo, se hace!.
Todo este esperpento con la bendición de los capitanes de la Santa Madre Iglesia que con tal de no perder clientela se apuntan al regodeo, convirtiendo en lágrimas de risa las que habían de ser derramadas por la muerte de Cristo, y en botas de vino su Santa Sangre.
Y estoy hablando desde la lengua del respetuoso ateo, el que no entiende la mofa que algunos hacen de sus propios dioses y principios religiosos. Porque si esta Iglesia, que se monta en estos días desfiles con clarines y teatros para turistas, que no distinguen esta fiesta de los Sanfermines;  y es connivente con las agencias de viajes y las ofertas hosteleras, quiere luego hacernos creer que son un dechado de sensatez y espiritualidad, ¡van dados!.
Eso sí, todo se disfraza de solemnidad y pueden venderte como mérito puntuable la ingesta de langosta en lugar del solomillo; o aplaudir la liberación de Barrabás, un carterista vestido de saco, en lugar del encarcelamiento de un cura pederasta; o llevar bajo palio a cualquier comulgador sinvergüenza y condenar al fuego eterno a quien no se quite la gorra al paso de la procesión.

"Nos, los que llamamos radicales a los de otras falsas religiones y sectas paganas, afortunados por ser los elegidos de Dios, disponemos que esta invasión católica que se inicia con la entrada en Jerusalem de aquel al que crucificaremos y termina con su resurrección, sea considerada en este estado aconfesional y a todos los efectos : Semana Santa. Y los que no estén de acuerdo que hagan uso de esa tolerancia bovina que nosotros nunca estaremos dispuestos a utilizar; o si no, como diría mi sobrino (aunque él me llama padre): que se suban aquí y que pedaleen."
¡Qué les dáis, Benedicto, Rouco y cía, para que sigan tragando!. Tal vez sea la falsedad (¡ay de vosotros hipócritas y fariseos!), la falta de compromiso o fe del fotógrafo (bodas, bautizos y comuniones), el morbo del hábito (uniforme de conductas irregulares) y esa posibilidad mágica de ser un verdadero hijo de puta, arrepentirte en el último minuto y entrar triunfante en el cielo.¡Qué maravilla!, ¡qué bien se vive en la ignorancia!.

Tengo claro, desde mi profundo descreimiento de seminarista, que si Jesucristo (el que mejor me cae de toda esta cuadrilla) apareciera, lo haría para volver a echar del templo a todos los mercaderes: a quienes tergiversan sus palabras y hacen más grande el ojo de la aguja que el camello; a los que huyen de los pobres y siguen acudiendo al chocolate con picatostes de Don Fulano; a esos consorcios católicos con rígidos líderes y largas y flexibles raíces que abrevan en beneficios bursátiles o políticas ministeriales; a los meapilas que miran con desprecio a los infieles y se santiguan cuando salen del prostíbulo; a las beatas, cofrades de Santa Víbora; a los que interpretaron aquello de "dejad que los niños se acerquen a mi" como una coartada libidinosa....; y saldrían zumbando del templo la mayor parte de jerarcas, administradores de una de las empresas más longevas y fraudulentas de la historia de la humanidad. Eso sí, volvería a ser crucificado, esta vez por su condición de terrorista.
Yo no quiero ser parte de esta familia.¡Que me desapunten!

¡A que impresiona!

A los pocos curas y monjas que siguen el evangelio, agrupados casi todos ellos alrededor de la Teología de la Liberación.
Recordando a Casaldádiga: "Si hubiera más gente como ellos habría menos ateos como yo".  
Jaht               

sábado, 6 de marzo de 2010

Del Fútbol, la Política y otras Yerbas

 Presentación: Cuanto más vueltas le doy, más paralelismos encuentro entre estos dos monstruos mediáticos de nuestros días: el balompié y el "servicio desinteresado a la cosa pública". El andar en filas diferentes no evita que vayan cogiditos de la mano; a veces incluso haciéndose carantoñas de esas que enervan la líbido y hacen creer que, sin esfuerzo, ascendemos la pirámide del poder, hasta llegar a la tibia y erótica cúpula que erupcionará lava blanca. Permítanme estas licencias literarias porque harán más tragable un discurso tan prosaico.
Intentaré organizarme por capítulos:

* Capítulo 1 -Las Masas- : Son el objetivo primordial, la convincente excusa para que los líderes justifiquen las tomas de decisiones, los movimientos de capital y los medios empleados para alcanzar sus fines....:"Es que yo represento a todos estos individuos que me han elegido para que, desde mi profesionalidad, entrega  y buen hacer conduzca la nave de este gran Club o Partido"; algunos no saben el nombre de su lateral izquierdo, ni recuerdan quién fue el fundador de su marca política.
Estas Masas, cuanto mayores son: más informes, maleables e irreflexivas. Primer objetivo cumplido: han nacido los hinchas, los fanáticos, los que maldicen la autocrítica; los mismos que tiran una botella de brandy al juez de línea o rompen una bandera de su grupo político en la cabeza del opositor, los intolerantes y los que dicen amén.
Aprovechan para sumarse a la muchedumbre, y creerse ganadores al menos una vez en la vida, la más dispar fauna urbana o rural, encabezada por los perdedores de larga duración: jóvenes rapados, con cresta o de una sola corbata, explotados, olvidados, parados, ilusos....y todos los que, también es cierto, sienten la necesidad de creer en algo o en alguien porque el "ciento por uno" les pilla algo más lejos. Y se vuelven hacia los palcos y tribunas con las manos abiertas o los puños cerrados, según pinte. Allá arriba, inalcanzables, están todo tipo de autoridades; mezclados, impertérrito el ademán (aislándolos no sabrías si están en el fútbol, en un funeral, en una parada militar, en los toros, en un mitin, en una inauguración o en un desfile de Agata Ruiz de la Prada), sólo cuando algún asesor de imagen se atreve a bisbisear algo en su oreja aparecen el saludo y la sonrisa. Entonces rugen las enfervorecidas multitudes, tan afortunadas por tener guías maravillosos que les hacen disfrutar .
Todos quedarán apartados tras el triunfo o la derrota: en el campo o en las urnas. Pero quedan convocados para próximos eventos: "...Volved a casa y dejad esto en nuestras manos. Trabajaremos pensando en vuestra entrega para con nuestros colores. No desfallezcáis en vuestros esfuerzos. Seguimos contando con vosotros para futuras gestas. Permaneced atentos a vuestros televisores que por ahí os llegará la información y las consignas. Y recordad que sois seres libres e inteligentes".

* Capítulo 2 -Bipartidismo- : Otra tendencia que hace furor y, que en el caso concreto de nuestras competiciones, está cada vez más institucionalizada: dos únicos y posibles campeones para las ligas políticas o deportivas (¿porqué lo llaman deporte cuando quieren decir fútbol?). Eso sí, que no falten, por un módico precio: palmeros, comparsas y mamporreros. Porque interesan: las mayorías silenciosas, los que dan el barniz de la legalidad,  válvulas de escape (pequeñas y desechables), algunas piezas corrompibles y canteras para extraer nuevos elementos. Para que la puesta en escena sea creíble y definitiva son  imprescindibles los secundarios, el atrezo, los efectos especiales y la marabunta (también llamados extras o figurantes).
Pragmatismo, concentración de capital, le llaman al bipartidismo los que invierten parte de sus emprendedoras ideas en negocios que se articulan en el entorno;  por lo general estos "señores" ni siquiera son políticos o futbolistas, son "salvadores" que tienen a su servicio mercenarios de oro.Y los especuladores se encargan de convencer a la mayoría de que esto es bueno porque ya pasa en otros países muy avanzados y es mejor tener dos equipos fantásticos o dos supergrupos para no dispersar demasiado las ideas, los dólares o los sentimientos. Estos tipos son los que cabalgan sobre el monstruo con dos cabezas y cuando al bicho le duele la barriga se apean y dejan que se coma a los que menos corren.

* Capítulo 3 -Los Fichajes- : Y como las ideologías han muerto y después de todo el sudor de los negros es también incoloro (por aquello de mojar la camiseta), cualquiera puede jugar en cualquiera de los grandes (Madrid, PSOE, PP o Barça) si reúne condiciones, a saber: entrega total (mientras no mejoren su contrato); fidelidad (hasta que venza la tentación transfuguista); educación (decir por ejemplo: individuo que requiere de un correcto tratamiento higiénico y es deudor de instalaciones sanitarias; en lugar de cerdo); ser oenegero (vende mucho, se ahorra en publicidad y desgrava); ser agradecido (no morder la mano del amo); y estar siempre disponible con una sonrisa aromatizada con vaselina; en fin, ser una auténtica geisha.
Un triunfador cambiará de equipo sin desdoro, porque eso forma parte de la evolución natural de algunos homínidos, siempre que su realización personal haya encallado. O sea, siempre que se aprecie una mínima desaceleración en el contador de euros de su libreta suiza o monegasca.

* Capítulo 4 -La Prensa- : ¿Qué sería de nuestros sistemas democráticos paradigmas de imparcialidad, de justicia e igualdad sin esas columnas que sostienen el templo de la verdad?. ¿Qué sería de la información sin esos titánicos periodistas dispuestos a todo por mantener alta la bandera de la rigurosa independencia?. Sin esos diarios de rotundos y humildes encabezamientos: Mundo, País, As, Razón, Mundo Deportivo, Vanguardia...habitados por valientes profesionales que no dudan en llevar la contraria a sus accionistas si advierten que la línea editorial se desvía mínimamente del camino recto y pilla atajos y vericuetos donde se rompen los finos tobillos el sentido común y la transparencia.
¿Alguien duda de la honestidad de los invitados a debates (nueva acepción del vocablo: todos de acuerdo) televisivos y radiofónicos?. Los tertulianos (mal denominados pesebreros), esos expertos que abren nuestras mentes y no pierden  los anillos si han de emplear agua y lejía para limpiar nuestras sucias mentes repletas de apreciaciones políticamente incorrectas rayanas en radicalismos terroristas; son como aquellas señoritas, de sesenta años, del auxilio social que no perdían dignidad por refregar con un fregón de cuerda las rodillas de un huerfanito republicano.
¿Quién puede dudar pues de nuestra preparación política, futbolística y cultural con semejantes filtros de impurezas?. ¿De quienes son las empresas que fabrican verdades?
¿Se imaginan el fútbol sin el Marca, se imaginan la política sin el ABC?. Serían otra cosa ¿verdad?. Pues esa es la "cosa" que yo quisiera.

Epílogo: Hay algo más que el fútbol y la política, por supuesto, hay mucho más; pero los tentáculos de estas artes de embobamiento son tan vigorosos y a la vez tan seductores que acaban envolviendo y rindiendo al ciudadano más recalcitrante.El poder, o el pulpo, consciente de los positivos resultados hipnóticos de estas drogas duras, y que no matan por sobredosis, se muestra generoso en su distribución y nos obsequia cada semana con dieciocho partidos y trece entrenamientos; doce ruedas de prensa de portavoces gubernamentales y doce réplicas de la oposición; siete revistas que hablan del peinado de la novia del crack (que por cierto, es gay); tres titulares, con foto, sobre la ministra de sanidad comiendo hamburguesas; catorce actos sociales (homenajes, presentaciones, estrenos, visitas a hospitales y banquetes ) donde coinciden unos y otros....¿Y quién está ahí babeando al paso del glamouroso cortejo, agitando una banderita de la selección y pidiendo un autógrafo a Pepiño Blanco? Sí, es Juan Español, el prototipo de ciudadano ejemplar, hombre concienciado, ecuánime sabio demócrata que echará la moneda al aire para dar, el día de las elecciones, las mismas posibilidades a los dos candidatos que más carteles hayan pegado y más sobres hayan repartido.
 




A quienes alguna vez creyeron






Jaht

jueves, 14 de enero de 2010

Diario de Mario




El sol aún dispara peligrosas ráfagas de Vitamina D manteniendo limpias las calles. Llego del Lago y decido echarme tras la merienda, recuperar fuerzas, relajarme. Mi madre suspira en el comedor viendo junto a mi hermana, la chica más perforada del pueblo (23 piercings), una película de Raphael en Cine de Barrio; luego jugarán juntas a exterminar seres de otras galaxias, de Africa creo. Son unas paletas, no las soporto: ni conocen a Dj Tiësto ni han visto la última de la saga Crepúsculo, ¿de qué podría hablar con ellas?. La cama está sin hacer, si mi abuela viviera no hubiera permitido esta desidia; ¡cuanto me quería la jodía momia!.
Lo de mi padre es casi peor, ha conocido en los andamios de Madrid a uno de letras, sin curre en lo suyo, que le está volviendo gilipollas; este fin de semana se ha presentado con un libro de un tal Saramago y con una película que se titula Cowboy de Medianoche, que no pienso mirar (a pesar del título) porque seguro que es un coñazo. Y es que es lo que yo le digo: ¿es normal que un encofrador lea algo que no sea el Marca?...¿de qué vas a hablar con tus amigos?...Eso que estás haciendo es renegar de tus principios. Tú eres un obrero, ¡coño!. Se lo digo enfadado, de mala leche, y él me mira sorprendido. Creo que sabe que tengo razón;  me lo estoy ganando: el otro día me miraba comprensivamente mientras yo daba puñetazos al sofá por la expulsión de Carol, la del Gran Hermano.
Cosas importantes, como esta última de GH, son las que hacen que entre Lydia y yo haya buen rollo: ella también lloró, nos abrazamos y acabamos follando en el buga mientras la taladradora de Dj Mostrenco nos impedía pensar (se nos olvidó el preservativo).
Y no es que yo me crea mejor que nadie porque tenga un coche guay y un equipo Sony CHX-GT230, pero uno se mueve y aprende, que es muy importante conocer ambientes que te enseñen lo que merece la pena aprenderse: buenas discotecas y buenos comercios.
Porque yo me he hecho a mí mismo. ¡Que vivo en casa de mis viejos, ¡vale!, pero porque quiero!. Si yo dejara sola a mi madre, con mi trabajo de "viruta" ganaría una pasta en Barcelona, y no la miseria que me dan aquí, que no me llega para los cinco pagos mensuales que tengo entre manos. Pero uno es un buen hijo, responsable y cauto: que sólo tengo 27 años, ¡hostias!, y toda una vida por delante.
Y basta de reflexiones, que he venido a recargar las baterías y este no es el camino. Quiero que nada me ronde la cabeza y en eso soy un experto, nunca tuve demasiados problemas para dejar la mente en blanco. El acontecimiento de esta noche merece que esté en plena forma. Inicio la cuenta atrás, concentrándome en lo único que importa; el cero coincidirá con la esencia y el sueño profundo: 10) el momento más sublime de la semana, 9) razón de vida, 8) justa rebeldía juvenil, 7) libertad y conquista, 6) hora de reivindicar dignos corrales de ocio, 5) con ginebra o con ron, he ahí la cuestión, 4) decibelios p'al Aurelio,  3) no te entiendo pero "pa" las chorradas que estarás diciendo,  2) bebe deprisa y tendrás una hermosa vomitona, 1) ¡"semos" los mejores, y los más atronadores "regüelderos"! 0) ¡BOTELLON!


Con lágrimas en los ojos. A la memoria de Miguel Hernández que dejó escrito: 

"Juventud que no se atreve,
    ni es sangre, ni es juventud,
    ni relucen, ni florecen.
    Cuerpos que nacen vencidos,
    vencidos y grises mueren:
    vienen con la edad de un siglo,
    y son viejos cuando vienen.
    La juventud siempre empuja
    la juventud siempre vence,
    y la salvación de España
    de su juventud depende"


Y también a los chicos y chicas que no se sienten identificados con el escritor del diario; que sé que son bastantes. 
¡Vale!; y a los que van al botellón y se lo pasan divinamente: se relacionan, no mean en la calle, recogen y reciclan los residuos, no dan gritos, no rompen ni queman nada, no permiten beber a menores, no acuden a urgencias al mínimo mareo, no se pelean, no llevan coches cantarines y aprovechan las noches para hacer el amor y no el gorrino.
Jaht

martes, 15 de diciembre de 2009

¡Pero Mira Como Beben...!




El aire frío y el humo venían cargados con volutas de recuerdos, que como diminutos tornados entraban por la nariz, llenaban los pulmones y, al momento, encendían olvidados rincones en mi cerebro. Allí se recreaban escenas y sonidos que tenían que ver: con botellas de anís, almireces y villancicos; con calles empedradas, cántaros de leche y rimeros de leña; con rebuznos, campanillas y candiles. Supuse, que en el imaginario de mis nietos, dentro de 50 años, las melancólicas evocaciones tendrían en cuenta: los camiones de pollos de Veravic, el cine en 3D y los Papá Noel trepando por los balcones; los videojuegos, la Picasso de su abuelo y los contenedores de colores  para reciclar; los gusanitos de luz que trepan por las farolas, el chunga-chunga del coche tuneado del vecino, con re-mix navideño y la casa-bar de sus padres.

Un siglo. Un siglo con cien paradas, con cien finales de año; obligados a mirar atrás, obligados al arqueo de memoria, aún cuando no seamos aficionados a la contabilidad. Y todo para ponernos tristes, para extrañar a los que no están y para rellenar los últimos días de Diciembre con hormigoneras y hormigoneras de tópicos hipócritas. Sé que al menos en esto no estoy en minoría: somos más los que sufrimos estas fiestas que los que las disfrutan.

Pero no desesperéis, allí estaremos, solidarios: con el gorrito y el matasuegras, la sidra achampanada, la cuenta atrás y las uvas, los besos (incluidos los de Judas) y el feliz año, las respuestas "ingeniosas" a preguntas "trascendentes"(P/ ¿Qué te han "echao" los Reyes? R/ A mí de casa) y el superpopular...: "lo importante es que "haiga salud".

Contad con nosotros que, aunque resentidos, tampoco queremos cargarnos el sistema y menos ahora que tenemos al consumo en la UVI. No os preocupéis mariscadores, bodegueros, banqueros, políticos neoliberales, emprendedores, estrategas económicos, periodistas pesebreros y multinacionales del comercio; haremos de tripas corazón, aquí estamos, dispuestos a salvar la piel de quienes nos despellejan. ¡Todo sea por defender el espíritu de las navidades pasadas!.

Como no podía ser de otro modo, hacemos nuestra la tarjeta que ha ideado el colectivo (más de cuatro millones) de parados para pedir este año el aguinaldo:

Ave, benefactores del ingrato e indolente trabajador, los que no merecen ni respirar vuestras exquisitas flatulencias os saludan y os desean Felices Fiestas y  Todavía Más Próspero (si fuera posible) Año Nuevo.
¡DAME ALGO!. 
         Uno de los parados del barrio         
Jaht

Gracias a Matt Groening y a El Roto por dejarme sentar a estos dos pobres en mi mesa.



jueves, 3 de diciembre de 2009

Estación Abrevadero


"Siempre rebosa el amor en los reencuentros".


Mientras camino, la frase martillea mi cabeza rítmicamente, al compás de unos pasos que cada vez son más rápidos y más alegres. Mi padre fue el creador de esta luminosa sentencia hace cuarenta años, cuando yo era apenas un niño. Si Marciano, que así se llamaba el filósofo y poeta, hubiera tenido que escribirla con garabatos de oro, hubiera necesitado primero de un escribano que tradujera en letras las palabras, porque él era casi analfabeto. En cambio, en mis recuerdos están cinceladas sobre blancas e indelebles nubes de algodón y en el lenguaje universal del sentimiento, que no permite error, ni faltas ortográficas. Recuerdo, con todo lujo de detalles, el momento en que volaron de su boca, mientras esperaba en cuclillas con los brazos abiertos, la llegada de mi madre y los tres cachorrillos, que corríamos más deprisa que el tren que se alejaba. El andén, en Plasencia, estaba plagado de cajas, bolsos y maletas cruzadas por correas, y de hombres rudos como él que hablaban de las carbonillas del tren para no admitir que estaban llorando. Eran las once de la mañana y el frío sol de invierno caía tan sesgado que dejaba a oscuras, aunque pintado de escarcha, todo lugar en que no aterrizara uno de sus rayos.Un año, sin una cara que pincha junto a la tuya, es mucho tiempo para un niño que tiene que defender en la escuela a un héroe emigrante, que sólo aparece por Navidad.

Pero no he venido hoy  hasta el apeadero, para hablaros de mi infancia sino de la gran verdad que habitaba el pensamiento de mi padre: "...del amor que rebosa". Hay en las estaciones tantos trocitos de corazón, tanta ternura suelta (como aquella carbonilla que atacaba los ojos de nuestros "ulises"), que no es cuestión de desaprovecharla y menos en estos días que corren, tan desaprensivos.
Yo vengo habitualmente a bañarme en miradas de esperanza, en suspiros, en abrazos que abarcan familias enteras, en risas y sobre todo en los ríos de lágrimas que purifican el pecho y despejan la cabeza (recomendable, no sólo para el espíritu, también para los catarros).
Pero también he sido testigo de huídas sin equipaje, de yertas muecas de bienvenida, de miedos infundados y de lunas de miel que se rompen al poner el pie en el estribo.Creemos que únicamente lloran los que están en tierra y eso es porque dejamos de ver a los que se van; pero siempre el amor está por medio: por exceso o por defecto; y los que venimos a esta especie de balneario de Renfe salimos reconfortados y más limpios.

La experiencia ha convertido mi imaginación en un instrumento casi infalible para detectar situaciones emotivas y novelescas. Por ejemplo os puedo asegurar que esa chiquita del piercing en el ombligo y el abrigo de piel, que se come las uñas, está esperando a una amiga (antes decíamos novia) que está haciendo oposiciones para entrar en las Fuerza Armadas. Y ese señor mayor, de grandes cejas y gesto adusto, marcha a pasar las nochebuenas en casa de su hijo, que hace tres meses que no se acuesta con su mujer. ¿Y qué me decís del que acaba de cruzar el hall a la carrera?; no, no es un carterista; es hincha del Barça y lo televisan a las ocho. Ese inquieto del móvil y el maletín, ni se va, ni espera a nadie; está haciendo tiempo; hace meses que perdió su trabajo. La pareja que acompaña al hombre del sombrero y el poncho, los que se dirigen a la calle, son policías y él un estafador de poca monta.
¿Que en qué baso mis suposiciones?: En sus miradas, sus manos, los bultos o falta de ellos, la respiración, su vestimenta, sus gestos, los regalos...... y tantos años de abrevar en estas charcas en que chapotean las sensibilidades más sinceras, las inmediatas, las que no se pueden ocultar porque forman parte del instinto más humano, el que más nos acerca a los animales: el de supervivencia.
Sí, en ocasiones he errado el tiro, ¿o no?: una vez deduje que la bella y angelical dama, que aguardaba pacientemente, piernas cruzadas y guantes sobre el regazo, era una señora bien casada que se la estaba jugando a su marido con el sujeto que llegaría en breve; y resultó ser un cura alto con teja y sotana.

Siempre que podáis, visitad estaciones y trenes, aunque no aparezcan en las guías turísticas, no os cobran nada, tienen mucho que enseñar y podréis encontrar, aún, amores olvidados en las antiguas consignas.
Yo creo que el "maligno" ha inventado el AVE para cargarse las salas de espera y los transbordos, aquellos  ámbitos y aquellos empujones que contagiaban humanidad.




 A todos los viajeros, incluso a los que no van a ninguna parte.
Jaht

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Calidad de Vida


Aquí, donde lleno mis pulmones con aire y verdín. Aquí en este bosquecillo donde tantos viven y tantos venimos a vivir, algún día, en nombre del progreso, un avispado y pragmático regidor municipal, aspirante a calle; que sin duda pertenecerá a un partido que en sus siglas ocultará sagradas palabras como: pueblo, libertad, democracia, obrero...etc, cederá los terrenos para una urbanización o un campo de golf.
Luego, cuando hayamos salido de las cavernas, nos deslumbrarán con modernos edificios inteligentes  y  helicópteros que, cual cazadores de safari, se posarán sobre los llorosos tocones de robles centenarios. Nos maravillarán con el higiénico césped artificial: sin lombrices, sin sucios escarabajos peloteros y sin ese alérgico elemento que los antiguos llamaban yerba. Babearemos, y los más entregados aplaudirán, ante las falditas y muslos bronceados, los pantalones bombachos acariciados por fustas, los bólidos descapotables, las piscinas climatizadas con techos deslizantes,  los polos de cocodrilo francés auténtico, las pamelas de organdí y los atractivos y exóticos caddies marfileños.

Ni que decir tiene que tan enriquecedor y espléndido desfile lo presenciaremos tras doble alambrada de cinco metros de altura, tan tupida, que nuestros generosos y agradecidos visitantes no podrán siquiera echarnos cacahuetes, a no ser que se molesten en pelarlos. Aunque es posible que agasajen a nuestro alcalde y su señora dejándoles sacarse una foto con ese enorme mayordomo con charreteras que tapa la entrada principal.

Si como es de suponer estimado lector tú también te has dejado seducir por el canto de las sirenas y esperas a mi lado, impaciente, un maní, compartirás conmigo el sabio discurso u homilía de nuestros líderes vanguardistas, nuestros faros, los maquinistas que conducen con mano de hierro el tren de la modernidad, o sea: los banqueros, los vendedores de armas y de medicinas, los magnates de los medios de información.....que siguen recitando sus letanías:

*Aquí, mimetizados en roca, los dinosaurios duermen desde hace siglos, permitiendo que en sus entrañas aniden las mariposas y que de sus profundas heridas broten verdes lagartos y rojas hormigas:
- Oíd, inútiles e inertes elementos improductivos, os despertaremos con dinamita y vuestras esquirlas alfombrarán nuestras carreteras.

*Ese cándido arroyuelo que tararea entre los sauces y juega distraido con los guijarros ha cometido el grave descuido de no huir hacia el centro de la tierra: sea pues privado de libre curso, entubado y obligado a refrigerar reactores nucleares.

*Y esas montañas sinuosas, procaces, de pecaminosas formas; que se elevan altivas contra el cielo, que a veces se visten con trajes ostentosos y otras se coronan de blanco sin que corra por sus torrenteras la sangre azul: ardan por los cuatro costados y acaben sus días en las fauces trituradoras de los monstruos mecánicos con dientes de acero. ¡Hagamos plano el Himalaya para que los sherpas vivan más cerca del mar!.

*Todas las semillas a mi banco que yo os daré de comer, siempre que lo merezcáis y me hagáis feliz. Yo, Saturno, devoraré el hambre del mundo para eso he inventado los transgénicos, las multinacionales y la globalización;  pero no me salgáis respondones, ya sabréis por Goya qué le pasó a mi hijo.

*Y para acabar estas reflexiones, queridos hermanos, tengamos en cuenta que lo mejor para nosotros, los ricos, está por llegar: 778 canales televisivos que se podrán ver en una caja de cerillas electrónica; móviles de quinta generación que se regalarán con paquetes de magdalenas; fantásticas orgías virtuales con auténticas muñec@s espaciales; maravillosas operaciones de cambio de sexo (todos hermafroditas) para conseguir el máximo individualismo; máquinas robot, en lugar de autómatas humanos, para que se dediquen a la política; ataúdes con moviola que resucitarán a todos los que se llamen Lázaro.....y más....mucho más por el módico precio de la sumisión.
No hagáis caso de utópicos ecologistas, pacifistas, anticapitalistas y otras gentes de mal vivir; ellos no tienen dinero, luego, nunca podrán comprar la verdad. ¿Verdad?.






La exageración es la lupa de la evidencia
Jaht   

domingo, 9 de agosto de 2009

Agosto

Rebota el sol en las hierbas secas y viene, en invisible lengua de fuego, a lamer el rostro recién lavado, ya sudoroso, dejando llamaradas de luz y un aroma tostado que envuelve la mañana.
Es Agosto.


En los pueblos de España, como si el tiempo se hubiera quedado enganchado por culpa de un grano de arena demasiado grueso, el toro, ayer uro, sigue siendo la víctima y el rey asaeteado (por monárquicos) de las fiestas; como antaño lo fueron aquellos cristianos que se zamparon los leones.
Pañuelo rojo al cuello, bota de vino, camiseta de la Peña Los Borrachuzos, gorra de Piensos Biona y rejones. Cuernos rotos, patas quebradas, miradas de brava humillación, berridos de dolor y muerte. Los dos protagonistas corren por diferentes razones: unos, que miden su modernidad por número de móviles, canales televisivos, piercings y tatuajes, huyen de sus propias y estúpidas circunstancias viendo en el bello animal todos sus problemas, frustraciones y también soluciones; embriagándose con el olor de la sangre caliente y creyendo, como sus abuelos, que los testículos de la fiera moribunda les transmitirán las fuerzas que ellos no tienen para decir ¡no! y para decir ¡basta!. El otro, el noble, brama por calles de asfalto o plazas de piedra, buscando el campo al que sólo volverá en espíritu cuando la tortura haya finalizado.
Es Agosto.

Y aquí andamos, un año más, luciendo palmito por nuestras piscinas y agonizantes gargantas, iniciando la ceremonia del pavoneo, los machos y hembras dominantes, los que desprendemos, como caspa, feromonas en cada movimiento. Nada es nuevo, todo se repite y en la misma cantidad, la lujuria es un pozo artesano de calientes liquidos lechosos y vasos comunicantes: a menos tela más excitación, a más ocultamiento mayor misterio. El objetivo primordial siempre será el mismo, saciar la necesidad. Huele a piel y deseo.
Es Agosto.


En los campos de La Vera extremeña, entre surcos de tabaco o pimiento exprimen las horas tórridas los morenos jornaleros de hoy, algunos bajo el látigo de jornaleros de ayer. Sin piedad, sin solidaridad, todos pensando en lo mucho que damos y en lo poco que recibimos.
Al fondo de la senda un botijo espera para inyectar con urgencia en los ríos del sudor aguas frías que no llegan a salarse por su breve estancia bajo la epidermis.
Es Agosto.


Y mientras unos trabajan, la mayoría descansan. Aunque hablar de descanso en un pais de dos millones y medio de funcionarios y cuatro millones de parados suene a burla y casi a provocación. Aún así, el que está de vacaciones y sentado exige al que camina o está de pie, por el precio de un café, caña o vino, cosas muy españolas: complicidad en la desaparición de pruebas (traslado de dodotis a la basura), participación democrática en la alimentación de los retoños patrios (calentar potitos), información fidedigna (periódicos afines), colaboración en el desatasque de muelas y limpieza de piños (provisión de palillos), sesión gratuita de psicoterapia (escuchar sonriente, otra vez, el chiste del francés, el inglés, el español y...), breve manutención (regalo obligatorio de pinchos y aperitivos), váteres relucientes (para darse el gustazo de ensuciarlos), optimizar la inversión (llevarse un tenedor o un cenicero), ..... Para acabar pidiendo el Libro de Reclamaciones porque le ha parecido excesivo que le cobren 1,20 €.
Es Agosto.

Por suerte, algunas veces, cuando el calor comienza a ser insoportable y amenaza con derretirnos, nos montamos en una voluta de humo fresco del recuerdo y volvemos a nuestra infancia: a la sombra de la higuera, al arroyo con libélulas, a las siestas y a las primas, a la gaseosa en el fondo de la bodega, al gazpacho de la abuela, sin hielo, y con una punta de albahaca, a las callejuelas de rollos y de hierbas, a los peces que limpiaban nuestro cuerpo de células muertas mientras flotábamos en el Charco La Presa......a aquellos días en que estábamos todos.
Entonces un trueno nos devuelve la realidad y nos damos cuenta de que el sol se ha ido, que el viento sopla y que las nubes se han hecho dueñas de la tarde. Minutos después descarga la tormenta y volvemos a ser niños que miran por el cristal.
Es Agosto.
Jaht
Para Rocío que desde hace 22 años es la casa, el roble y la fuente de mis agostos.

domingo, 2 de agosto de 2009

Terrazas


Once y treinta de la noche en la terraza de Freddo, en la única compañía de mis muchas cervezas, espero algo que ha de suceder por vez primera. Entretanto veo y escucho.
Miro a la gente moverse por pura inercia y oigo todas las pequeñeces que se dicen cuando hay miedo al silencio; éste nos enfrenta a la verdad y a casi todos nos interesa poner tierra de por medio.

Hace tres meses era una niña la mujer que acaba de pasar por mi lado. Entonces era ella quien miraba, hoy ha decidido que los demás deben mirarla.

Un grupo de quinceañeros juegan a ser mayores: alzan las voces, escupen y fuman arrellanados los ocho alrededor de una mesa y de cuatro Sandys; ¡quieren huir de la inocencia!.

El chico gordo, complaciente y que nunca se come una rosca manosea una botellita de agua, mira el reloj y pierde sus ojos en el final de la calle ante el disgusto del mozo de terraza que sufre en silencio el desaprovecha-
miento del velador.


Dos matrimonios que no son ni jóvenes ni viejos, ni todo lo contrario, hablan de lo infelices que son los demás, buena fórmula para olvidar su estúpida realidad.

La chica del cuarto de hora vuelve a mariposear ante mis ojos. La veré otras cuatro veces antes de irme a casa.

Me he convertido en invisible cuando eran aproximada-
mente las 24 horas. Científicamente no voy a poder demostrarlo pero lo cierto es que seis personas, de distintas edades y que en su día me apreciaron, han pasado delante de mí ignorando mi presencia. No les habrá gustado mi sonrisa de falsa condescendencia.


Una pareja juega a enamorarse y entre pensamientos profundos, tanto, que se pierden en la más silenciosa y densa oscuridad, se obsequian con apretones de manos; alumbrados por tiernas miradas y furtivos besos. Los envidio, pero me gusta más cómo se cortejan las palomas, son más naturales.

Dos centauros toman sus cervezas y hablan de cilindros, precios y velocidad punta. Tras la consumición se acoplan en su montura y cabalgan hacia el próximo garito en el que hablarán muy solemnemente de velocidad punta, precios y cilindros.

Tres señoras de edad, es decir, tres viejas, pasean, murmuran y lanzan miradas reprobatorias sobre quienes ocupan las mesas. Si lleváramos a cabo la mitad de las cosas que imaginan, esta noche batiríamos todos los récords pecaminosos, imbatidos desde aquello de Sodoma y Gomorra. ¡No nos caerá esa breva, doña Urraca!.

El chico gordo, complaciente y perseverante ha conseguido cambiar su soledad por unos refrescos de su pecunio, donde se ahogan con cara de hastío unas primas pijas de Madrid. El camarero ha relajado un poco su semblante.

Más allá, en la mesa 7, se apagan los últimos rescoldos del gran romance del pasado verano, aquel que dió tanto de qué hablar, aquella pareja simpática, ideal y perfecta.... Celebran su aniversario y su despedida noqueados por la zarpa violenta del desamor.

Dos de la madrugada, en la terraza de Freddo, un día más pierdo la esperanza; lo que haya de suceder no será hoy. Llego a la conclusión de que el mundo podrá seguir funcionando sin mi presencia activa.
-¡Cóbrame Jose!, son diecisiete.
¡A la cama!, que ya es hora de intentarlo al otro lado del espejo, en el mundo de los sueños.

Jaht




jueves, 4 de junio de 2009

¡Oiga, por favor!

Voy a retroceder para mirar desde lejos. Necesito más perspectiva. Para no cansaros, y para no secarme, espaciaré mis entradas. Me prometo a mí mismo hacer al menos una semanal. A no ser que una gran aclamación de sedientos me obligue a acarrear el botijo más a menudo.

Yo tampoco sé si soy Sin
hué o es que estoy conversando con él. Lo único cierto es que se aproxima el verano y mi otro yo ha de coger la bandeja y correr por entre las mesas de terraza para ganarse la vida: "Buenas tardes, ¿os pongo algo para beber mientras miráis la carta?".

Por cierto, se me acaba de ocurrir, aprovecharé la temporada para dar voz a uno de los colectivos más puteados y ninguneados del panorama laboral de nuestros días. ¡Ya os contaré!.


Mientras me alejo voy ensayando la letanía: ¿Ha elegido ya el señor?. ¿Las angulas estaban de su gusto?. ¿A qué temperatura tomarán el vino?. Sinceramente: ¡el cochinillo de nuestro chef no tiene
parangón!. La señora, si se me permite decirlo, está más espléndida aún que el año pasado. Tu pequeño, Encarnita, sigue siendo un diablillo. La toilette a la derecha. Al café corto, en vaso alto, con leche templada, sacarina, dos cubitos de hielo, un absorvente y sin platillo; ¿le pongo también un chispazo de anís don Ramón?... Os permito que hagáis vosotros la traslación o traducción a lenguaje popular.

A todos los camareros. Incluso a los bordes.
Jaht

domingo, 3 de mayo de 2009

Desamor

Habían sido tan imprescindibles el uno para el otro como lo son el aire y el agua en nuestras vidas. Se quisieron tanto durante aquellos años que posiblemente gastaron el amor; y un día, cuando ya las relaciones se derretían, él se dió cuenta que no recordaba el nombre de ella, ni ella el de él. Los amigos, acostumbrados a pronunciar sus nombres al alimón, no fueron capaces de sustantivar sus apariciones individuales y se referían a ellos como: “el hombre, o la mujer, de la pareja que era feliz”.
Comenzaron, sin darse cuenta, a odiar todo aquello que habían disfrutado juntos: el cine, el otoño, las canciones de Paco Ibáñez, el sexo en los días lluviosos, los paseos bajo la luna llena, el café y las mandarinas. Por el contrario, fueron pasando: de ateos a ultracatólicos, de risueños a taciturnos y de Amigos de la Cerveza a la Liga Antialcohólica; en un intento desesperado de salvarse. Pero la corrosiva intemperie, en tres años, no dejó de ellos ni una brizna de su existencia. El anonimato más feroz les engulló. Hoy, nadie recuerda sus nombres ni a qué se dedicaban, pero quienes les conocimos, sí aprendimos que hay que protegerse cuando arrecian las ráfagas del desamor, que no se puede salir sin escudo y que hay que vacunarse contra un mal que hiela la sangre aunque sea Agosto y aunque estés en Sevilla.
Jaht

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