miércoles, 13 de mayo de 2009

El Político Tobías

Érase que se era una vez un hombre acomplejado, y no sin razón, pues su inutilidad era manifiesta. En su época escolar había aprendido, con gran esfuerzo, a firmar. Sus educadores consiguieron, tras cinco años de paciencia y dedicación, que Tobías supiera que dos y dos no son
ni cinco, ni seis. Como no fue a la Universidad se quedó sin saber el resultado de la suma.
No tuvo éxito en los oficios que intentó: le echaron del Cuerpo de Bomberos por incendiario, y cuando se dedicó a la agricultura consiguió que en los campos que trabajaba no saliera ni la mala hierba.
Tampoco tuvo suerte en el amor, ni fortuna en el juego: su mujer se la jugó con el encargado de un bingo.
Un día, desesperado, Tobías se hizo las preguntas del filósofo: ¿quién soy?, ¿a dónde voy?, y llegó a la conclusión de que sólo le quedaban dos salidas para poder realizarse: quitarse del medio o dedicarse a la política. Y como no fue capaz de hacer el nudo corredizo a la soga que le liberaría, optó por la segunda posibilidad.
Cuentan las crónicas que nuestro hombre hizo carrera. Fue alcalde y hay quien dice que incluso llegó a consejero.

Coda (con perdón)

Tres abueletes filosofan sentados en el poyo de la plaza:


-Yo, no es que me crea la historia, pero cuando el río suena…….
-¡Por algo le pondrían calle en el pueblo!

-¡Y por algo se la están quitando!

A los politiquillos del "..ya veremos qué se pué hacer"
Jaht

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