Nos han dicho que serás un niño. Sí, tú vas a ser un hombrecito y yo, el que te escribe, soy tu padre, que no he podido aguantar la tentación de contarte lo que siento hoy; aunque pasará mucho tiempo antes de que entiendas mis palabras.
Hace ocho meses que estás creciendo dentro del regazo de la mujer que quiero y de verdad que estoy deseando verte la cara. Y estoy ansioso por saber si traes el pan debajo del brazo, porque falta nos hace. Bueno, esto último es una broma, pero tiene algo que ver con todo lo que voy a decirte. Aquí fuera no está la cosa nada fácil. Si tú pudieras comprender lo que pasa y decidir, seguro que te lo pensarías.
Vamos a llamarte Rubén, no sé si te gustará, yo creo que no suena mal, ¿verdad?. Bueno, Rubén, debes saber que tienes una hermanita de cuatro años y no hace más que repetirme que soy tonto por escribir a un niño que aún no ha nacido, que lo que debería hacer sería llamarte por teléfono. Aprovecha el mes que te queda para coger peso, para que así tu madre y yo podamos luego presumir. Tu madre se queja porque dice que le das muchas patadas y puñetazos, pero no te preocupes porque también se quejaría si te estuvieras quietecito, y es que se ponen muy nerviosas y caprichosas cuando están embarazadas. Es otra de las poderosas razones que tengo para desear que salgas pronto a la luz, ya que los antojos de tu madre me traen de cabeza.
Voy a ponerme un poco más serio pues si no vas a pensar que tienes un padre de feria. Rubén, es importante que sepas que vas a nacer en el seno de una familia pobre. Ser pobre aquí fuera significa andar corriendo todo el tiempo tras la comida y el techo. No siempre es trágico, a veces, cuando has conseguido un poco de dinero te sientes bien y se te olvidan las penas. Dicen que los ricos sufren más porque han de estar constantemente pendientes del capital, y eso, al parecer quema mucho. Yo lo que sé es que todo el mundo quiere ser poderoso, y a pesar de lo mal que me caen, haré todo lo posible para que tú seas hombre de despacho y corbata.
Yo, tu padre, soy un tipo muy ignorante, pero te aseguro que soy más listo que tu madre, que esa sí es una pardilla, pero muy buena mujer y muy poco habladora. Los vecinos parece ser que nos aprecian mucho porque no causamos ningún problema y además no tenemos nada que puedan envidiarnos, como no sea la sonrisa que a mí nunca se me vuela de los labios. Tus abuelos son un poco más reguñones, pero no importa porque a la hora de la verdad son generosos y nos echan un cable.
Has de saber que muchas veces estamos a dos velas. Ya ves Rubén lo que te espera. Ten por seguro que haré todo lo posible por mejorar nuestra situación, pero si tú vinieras con un don especial nos resolverías muchos problemas en el futuro.
El mundo, que es un lugar grande, donde viven muchas personas, está muy revuelto, realmente está loco. Para que te hagas una idea: hay quien explota de tanto comer y hay quien muere de hambre. También hay hombres que mandan a otros a la guerra, que es un lugar donde se mata sin saber la razón, porque claro está, esa razón no existe.
Casi todos los individuos del planeta son mentirosos. La mentira se utiliza para engañar y obtener beneficios y los verdaderos profesionales en este campo son los políticos. Yo no quiero que tú seas político a pesar que eso pòdría rendirte muchos beneficios.
Deseo que no seas como yo; quiero que seas mejor, pero eso no dependerá de mí, ¡hay tántas cosas que influyen!. Tengo miedo de no saber educarte y de dejar en manos de otros esta labor. Hay gente muy mal intencionada que querrá dirigir tus pasos, espero estar al quite cuando sea necesario.
Todo esto negativo que te cuento sólo es una parte de la vida. Yo, en principio, te he engendrado para que corras por el campo, te bañes en el río y duermas a la sombra de un árbol arrullado por pájaros y chicharras; eso sí que es vivir. Todo lo demás es puro artificio.
Aún no te he dicho que mi nombre es Fernando, pero en tus primeros balbuceos tú me llamarás papa; que he de confesarte es un apelativo que no me hace mucha ilusión ya que me recuerda al de Roma. Pero bueno, como tú lo diras sin mala intención te perdono de antemano.
En estos momento tu madre está durmiendo enfrente de mí, sobre una hamaca, y te imagino hecho un ovillo enganchado a un cordón, como si fueras un astronauta, y flotando en la acogedora oscuridad de su vientre. Ahí dentro no se debe estar nada mal, pero seguro que hace calor. Algún día los japoneses inventarán madres con aire acondicionado en su interior.
También debes saber que soy jornalero y a los de nuestro gremio las cosas nos van muy jodidamente, por varias razones que prefiero no citarte porque se me envenena la sangre.
Rubén, tengo que dejarte. Se acabó la hora de la siesta y debo seguir trabajando. La próxima vez que hablemos será cara a cara y los dos comenzaremos a prepararnos con alegría para enfrentarnos al mundo. Para que no nos atrapen: la cobardía, la insolidaridad, la ambición, la ignorancia, los vicios sin control y el paro.
Hasta pronto. Te quiero.
A todos los hijos de todos los jornaleros (7-Septiembre-1991)
Jaht
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